La asertividad permite
decir lo que uno piensa y actuar en consecuencia, haciendo lo que se considera
más apropiado para uno mismo, defendiendo los propios derechos, intereses o
necesidades sin agredir u ofender a nadie, ni permitir ser agredido u ofendido
y evitando situaciones que causen ansiedad.
La asertividad es una
actitud intermedia entre una actitud pasiva o inhibida y otra actitud agresiva
frente a otras personas, que además de reflejarse en el lenguaje hablado se
manifiesta en el lenguaje no verbal, como en la postura corporal, en los
ademanes o gestos del cuerpo, en la expresión facial, y en la voz. Una persona
asertiva suele ser tolerante, acepta los errores, propone soluciones factibles
sin ira, se encuentra segura de sí misma y frena pacíficamente a las personas
que les atacan verbalmente. La asertividad impide que seamos manipulados por
los demás en cualquier aspecto y es un factor decisivo en la conservación y el
aumento de nuestra autoestima, además de valorar y respetar a los demás
recíprocamente.
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